Inteligencia colectiva para innovar
Paz Domínguez: "Células eucariotas en busca de oxígeno o cómo tejer redes con dinámicas de guerrilla"
Nos sentimos más cómodos rodeados de pequeños microbios como nosotros, con los que generar ecosistemas que ayuden a tejer redes en lugares de resistencia creativa.
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Existe en nuestro país una larga tradición asociativa, de redes físicas de trabajo colaborativo: desde mediados del siglo XIX tanto la burguesía como las clases populares crean sus propios ateneos donde se realizan actividades culturales en función de las necesidades de sus usuarios/as.
Durante las primeras décadas del siglo XX el número de ateneos se multiplica, se crean en ellos escuelas para los hijos e hijas de los trabajadores con métodos de pedagogía laica basados en los planteamientos de la Escuela Moderna de Ferrer y Guardia y la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de Los Ríos.
Se convierten en universidades populares para la clase obrera, donde ésta puede adquirir la formación cultural que les es negada. Al mismo tiempo son el lugar de encuentro entre las personas del barrio. Debaten, crean vínculos solidarios, de ayuda mutua y aprendizaje colectivo. Por primera vez las mujeres obreras tienen acceso a la cultura y a la relación entre iguales.
La mezcla es constante: se realizan clases de esperanto mientras reparan las mesas recogidas en cualquier sitio siguiendo las directrices de algún carpintero del barrio; se imprimen boletines informativos mientras se prepara una comida popular para recaudar fondos...
Crean ecosistemas estables donde la energía fluye con facilidad, el conocimiento es compartido y los proyectos parten de las propias necesidades e intereses, de abajo hacia arriba.
Obviamente cuando acaba la Guerra Civil, los ateneos son disueltos y el tejido asociativo fuertemente reprimido. Tras la muerte de Franco, resurgen ya no con visión alfabetizadora sino como aglutinante de las luchas sociales, apoyo a huelgas obreras, reivindicaciones, conflictos urbanísticos... decaen durante los 80 al ser desactivadas las reivindicaciones de barrios por el auge de partidos políticos y vuelven a resurgir a finales de los 90, la mayoría de ellos vinculados a activos movimientos juveniles normalmente estructurados sobre ocupaciones vecinales, creando nuevos espacios multidisciplinares de gestión ciudadana fomentando la creación y recuperación de nodos colaborativos como La casa Invisible en Málaga, El Patio Maravillas en Madrid, el Ateneu Candela en Terrasa o en forma de empresa social como Traficantes de Sueños en Madrid, La Pantera Rosa en Zaragoza, La Hormiga Atómica en Pamplona, Platoniq en Barcelona o Transeünts en Gerona, los Gaztetxe vascos... entre muchos, muchos otros.
Si nos detenemos y miramos atentamente, no hemos cambiado tanto: seguimos organizándonos, buscando gente afín, compartiendo, interactuando, colaborando, creando comunidades... pero la Red, con el nacimiento de la web social ha modificado radicalmente la forma, la posibilidad, el volumen, la visibilidad y el alcance de lo que hacemos.
De catedrales y zocos
Y la Red cambió de lugar el conocimiento “custodiado” en impresionantes catedrales, accesible tan solo a unos cuantos elegidos, que lo dispensaban en formatos/dosis en función de sus intereses. Siguen existiendo “catedrales 2.0”, llámense centros de conocimiento, universidades, administraciones, gobiernos, empresas... Si, con presencia en todas las redes sociales virtuales posibles, pero anclados en los viejos esquemas de emisor-receptor, espacios donde internamente el conocimiento no fluye, los proyectos se realizan de arriba hacia abajo y la interacción con el usuario/a, obviamente, es inexistente.
Para pasearse por estos lugares con actitud 2.0 es necesario convertirte en Neo y atravesar constantemente Matrix.
Trasteando por los zocos, entre el caos de blogs, redes sociales, wikis, compartes naturalmente, te detienes en los bazares que te interesan, conversas, escuchas, hablas, observas, compras, vendes, creas vínculos personales y profesionales, la energía fluye y te retroalimentas. Das y recibes. Tejes red.
Y esa red es un escenario fértil y generosamente abonado que permite generar riqueza compartida, sentir placer, saltar obstáculos, gestionar el tirón de la incertidumbre generada al moverte en entornos complejos, experimentar, asumir errores como fuente de aprendizaje, conectar, generar múltiples ecosistemas y facilitar la creación de nuevos y/o alternativos espacios de actuación, tejiendo redes en lugares de resistencia creativa.
Paredes y membranas, fronteras y lindes activos
...Todo organismo vivo tiene dos lugares de resistencia: las paredes y las membranas celulares....
...La pared celular es más excluyente, mientras que la membrana permite más intercambio fluido y sólido...
… la membrana es un contenedor resistente y a la vez poroso...
...Una frontera ecológica se asemeja a la pared celular, mientras que un linde ecológico se parece a la membrana celular...
...Una frontera puede ser un territorio defendido o una zona prohibida... Un linde ecológico, por el contrario es un lugar de intercambio en donde los organismos se hacen más interactivos... resiste la mezcla indiscriminada; contiene diferencia, pero es poroso.
...También en el diseño urbano podemos producir ambigüedad ideando lugares en los que la gente no sabe bien dónde está, lugares en los que se sienta perdida. Un espacio de estas características es el laberinto. La ambigüedad planificada resulta más valiosa si con la desorientación momentánea el diseñador aspira a que la gente aprenda algo...
...En urbanismo, trabajar en colaboración con la resistencia significa convertir las fronteras en lindes...
Richard Sennett. El Artesano
Y es en esos nuevos espacios, en cualquier lugar, el no lugar dónde está, para algunos de nosotros la membrana de resistencia, que nos permite seguir trabajando junto a otros e impulsando proyectos con pasión, cuando las energías económicas, sociales y políticas nos empujan con fuerza centrífuga contra la pared, o simplemente porque nos sentimos más cómodos rodeados de pequeños microbios como nosotros.
+ información en:
- Margulis, Lynn. “Planeta Simbiótico. Un nuevo punto de vista sobre la evolución”. Traducción: Victoria Laporta Gonzalo. Madrid 2002. Editorial Debate.
- Sennett, Richard. “El Artesano”. Traducción: M.A.Galmarini. Barcelona 2009 Editorial Anagrama
- Aprendizaje Invisible por Cristobal Cobo y John W. Moravec
- Sobre el procomún por Christian Felber
- Red de Aprendices
- Prototipos de felicidad en el bazar por Julen Iturbe
- 4 ideas medievales que pasan por modernas y que pueden hundirte en la crisis por David de Ugarte
- Pensar con prototipos: me uno a la reflexión (post-178) por Amalio A. Rey
- Pequeños y en minoría por Julen Iturbe
Sobre la autora: Paz Domínguez Ara
Profesional de largo recorrido en los ámbitos de pedagogía, comunicación online y dinamización de comunidades. Ha trabajado durante más de catorce años en proyectos de creación y gestión de comunidades online, desde revistas digitales hasta grupos de aprendizaje conjunto.
Se incorporó a Citilab al poco de su fundación dentro del Área Educativa, donde entró a desarrollar métodos de trabajo y aprendizaje cooperativos. De ahí, se responsabilizó de los programas formativos para los responsables de Centros de Conocimiento. La metodología que ha desarrollado se basa fuertemente en los métodos de aprendizaje por objetivos y proyectos. Domina el desarrollo de aplicaciones 2.0 para articulación de comunidades: blogs, redes sociales, microblogging, repositorios compartidos, etc. Con todo, su principal aportación en este área es el componente humano de relación y su conexión con la motivación, el aprendizaje y los nuevos roles de relación en grupos creativos. Pau dejó Citilab el mes de setiembre del 2010 para ampliar posibilidades e impacto en los ámbitos de la cultura colaborativa.
Desde un pequeño estudio en la Sierra de Aracena, en Andalucía, desarrolla sus proyectos de facilitación del aprendizaje colaborativo.
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