Inteligencia colectiva para innovar
Susan Lee y Tony Driscoll: “¿Cómo el Design Thinking puede ayudar a salvar los cines?”. Fast Company
Una reflexión sobre la crisis de taquilla de los cines, y las posibles soluciones si se adopta una mirada inspirada en el Design Thinking que se centre en lo que realmente buscan los usuarios cuando deciden ir al cine.
View CommentsSusan Lee y Tony Driscoll, de Continuum, reflexionan sobre la crisis de taquilla de los cines, y aportan posibles soluciones adoptando una mirada inspirada en el Design Thinking.
Las salas de cine, que eran en su momento la primera opción de entrenamiento, empiezan a ser la última que considera la gente. En un mundo interconectado como el que vivimos, “la magia de ir al cine ha perdido su chispa”. No es de extrañar que la gente empiece a preguntarse: ¿Para qué molestarse? con alternativas como Netflix, Hulu, YouTube y otros canales, mientras los cines suben cada vez más los precios para sentarnos en una sala con suelos pegajosos, comida mediocre y los espectadores pegados unos a los otros.
Los autores creen que todavía hay posibilidades de recuperar la magia de ir al cine si se aborda el desafío desde una perspectiva de diseño. Como el DT consiste básicamente en ponerse en la piel de los usuarios, escucharlos y observarlos, para entender qué quieren; les preguntaron a amigos, colegas e hijos ¿por qué van al cine? Y la mayoría de ellos dieron razones que nada tenían que ver con las películas, sino con el hecho de ser un “evento social”. Sin embargo, ir al cine no es una “experiencia social”, no es una experiencia compartida: la gente no se habla entre sí, no come con otros, ni siquiera se mira. Las únicas oportunidades de socialización se dan prácticamente en la cola de entrada o al salir de la sala.
Mientras tanto, la mayoría de los avances en las salas de cine se han centrado en la mejora de la experiencia de ver las películas (3-D, IMAX, etc.) en lugar de mejorar la experiencia compartida de ir al cine. A más se reducen las audiencias, más obsesión con hacer salas grandes e introducir tecnologías que mejoren el espectáculo para justificar los aumentos de precios.
Esto es clave: La gente no está renunciando a ir al cine a cambio de ver una película de alquiler en casa (contra eso va a ser difícil competir a medida que mejora la experiencia de cine en casa con nuevos efectos visuales y de audio), sino que compite con otras actividades sociales como ir a restaurantes, bares o espacios lúdicos.
Las salas de cine están haciendo muy poco para convertirse en espacios donde se respire una atmósfera social que estimule la conversación, la mezcla de gente, y la buena gastronomía como experiencia compartida. Ahora todo se reduce a conseguir un buen asiento, ver la película y salir corriendo con los créditos para buscar un sitio más acogedor. Por eso los autores se preguntan “qué pasaría si los cines se convirtieran en un espacio suficientemente atractivo para que la gente simplemente pase el rato, comparta conversación y gastronomía, incluso aunque no acaben de ver la película? Por ejemplo, generando experiencias singulares en el momento previo a la exhibición, o creando un espacio donde se proyecten trailers de todas las películas que se están poniendo en ese momento.
Los cines recuperarán su magia el día que sean capaces de generar una experiencia social única tanto frente a la alternativa del sofá en casa, como la opción de ir a un bar o restaurante.
Para leer el artículo completo en su version original: “How Design Thinking Can Help Save Movie Theaters”
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