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20+20: ¿Formar a hibridadores?

navaja

Las fronteras entre sectores y disciplinas se están diluyendo, pero ciertas habilidades ayudan a ser más transgresores para saltarse las aduanas que fragmentan el conocimiento.

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Hemos terminado recientemente nuestro estudio sobre “Economía del Hibridación” dentro del proyecto “Sectores de la Nueva Economía 20+20” que desarrollamos con la Fundación Universidad-Empresa de Murcia (FUEM) por encargo de la Escuela de Organización Industrial (EOI). Si quieres conocer más de Hibridación te invitamos a que visites el microsite que en eMOTools dedicamos a este tema, y también el blog de la EOI donde hemos ido publicando work-in-progress algunos avances del proyecto.

El informe final se publicará muy pronto, pero compartimos hoy una pequeña parte que tiene que ver con un aspecto que nos parece muy relevante, y es el de la formación de hibridadores.

En el proyecto analizamos la figura de la persona “hibridadora”, para saber quiénes son, cómo son, de dónde vienen, qué perfiles tienen, qué les motiva a conectar y cómo se forman.

En 8 de los 20 casos de empresas que estudiamos se evidenció el papel decisivo que jugaba una persona como desencadenante de la primera chispa y garante de que esa estrategia se mantuviera en el tiempo. En todas esas empresas había un personaje clave que definía la trayectoria y dejaba su impronta personal.

A Alfons Cornella, de Infonomia, le preguntamos cómo son los hibridadores o las “personas-pegamento”, como él suele llamarles, y si se cree que se pueden formar, y nos dijo:

“El hibridador es alguien que disfruta combinando, que aprecia la riqueza de la diversidad, de la mezcla. Dudo de que pueda formarse por procedimientos convencionales porque hibridar es una actitud. Sólo personas que han vivido en circunstancias diferentes a lo largo de su vida, muy empáticas hacia personas con diferentes formaciones y experiencias, que han trabajado en trabajos diferentes, o en distintos departamentos de una organización, pueden valorar en toda su profundidad la riqueza de la mezcla. Típicamente, es alguien que trabaja en algo muy distinto de lo que estudió. Por eso, una posibilidad para formar hibridadores es a través de programas que abran ventanas hacia otros conocimientos: programas sobre negocios para médicos, y sobre salud para gente de negocios, etc. La formación cruzada genera espíritus combinatorios”.

En el estudio comprobamos que las personas hibridadoras reconceptualizan las profesiones u oficios, y así amplían el espectro de habilidades, lo que les ayuda a visibilizar otras oportunidades. Por ejemplo, Xavier Claramunt de Equip no ve al arquitecto solo como alguien que construye edificios, sino como la persona curiosa que se pregunta constantemente el por qué de las actitudes de las personas, del uso de las cosas y de las cualidades de los materiales. Lo mismo se podría decir de cómo Roberto Gómez y Arantxa Mendiharat de c2+i perciben al artista en el marco de su programa Conexiones Improbables.

En la figura del hibridador o hibridadora resulta fundamental su tendencia a abordar áreas nuevas con la visión del no-experto, y de romper el paradigma endogámico de las especialidades.

En palabras de Claramunt: “lo que algunos llaman intrusismo, para mí es aire fresco (…) porque la inocencia y cierto desconocimiento ayudan a encontrar conexiones novedosas”.

Las fronteras entre sectores y áreas de conocimiento se están diluyendo, pero hay profesionales que son más transgresores y aventureros que otros a la hora de saltarse las aduanas. Por ejemplo se sabe que algunos perfiles de humanidades (antropólogos y sociólogos) desarrollan aptitudes para gestionar equipos híbridos. Dentro de las ciencias exactas, se encuentran a menudo hibridadores que son físicos, una disciplina que siempre ha destacado por su orientación transversal (se les llama a veces “los filósofos de las ciencias exactas” precisamente por eso). En el ámbito de la ingeniería, los ingenieros industriales suelen funcionar bien como “conectores” o “hibridadores” en equipos donde hay que mezclar aportaciones de varias disciplinas.

Así que en ese marco nos preguntábamos si es posible formar a hibridadores, o sea, si puede aprenderse al margen de las vivencias de cada persona. Por ponernos en un escenario más habitual de lo que nos gustaría, queríamos saber si una persona que ha viajado poco, ha pasado por un itinerario formativo lineal y ha trabajado siempre en lo mismo podría desarrollar habilidades de hibridación mediante algún tipo de formación.

Lo que arroja nuestro estudio es que la mejor forma de desarrollar estas capacidades es exponiéndose a lo largo de la vida a:

  • Cambios de entornos culturales
  • Experiencias laborales heterogéneas
  • Proyectos con personas de perfiles muy dispares
  • Una formación autodidacta que trascienda la especialización de las disciplinas.

Xavier Claramunt refleja uno de los arquetipos del hibridador con perfil renacentista. Se formó en dos carreras que no es común que se estudien juntas (Ingeniería Aeronáutica y Arquitectura) y desarrolló su carrera profesional con una fuerte polivalencia, trabajando en entornos sectoriales tan diversos como el de la joyería, el diseño industrial, la arquitectura o el negocio aeroespacial. Tanto la formación como la experiencia profesional tuvieron que favorecer necesariamente una mirada transversal de las fuentes de oportunidades.

La empresa Cooking Lab, impulsora de la conocida marca de pantalones Cooked in BCN,  evidencia también cómo la posibilidad de vivir experiencias profesionales en distintos sectores puede generar chispas que terminen fraguando un negocio híbrido. Lo que hizo uno de sus fundadores Jordi Armengol fue encontrar la conexión entre su paso por el sector de la alimentación de gran consumo y la tradición textil de su familia; del mismo modo que su compañero Xavier Subirats aprovechó lo aprendido durante su trayectoria en Nike para introducir elementos de la prenda deportiva en los uniformes de restaurantes.

Otro caso muy interesante es el de Luki Huber. Cuando Ferrán Adrià de elBulli le propuso una colaboración de la que no había antecedentes hasta entonces, la pregunta que ambos se hicieron fue: “¿Qué pasaría si un diseñador de producto se integra durante un año en el equipo creativo de un restaurante?”.

Las migraciones profesionales suelen estar en la base del crecimiento de cualquier hibridador.

Pero lo anterior no es óbice para que personas que no han tenido esas oportunidades puedan mejorar sus habilidades para hibridar. En este sentido hemos identificado dos prioridades formativas:

  1. Actitud: Entrenarse para “buscar lejos”, o sea, desarrollar una actitud de inconformismo hacia las asociaciones fáciles y obvias.
  2. Aptitud: Aprender técnicas y herramientas que ayuden a “cazar conexiones” entre ideas aparentemente no relacionadas, y también para facilitar procesos de colaboración entre perfiles muy diferentes.

Estas capacidades pueden desarrollarse mediante una formación específica y con una orientación muy learning-by-doing (“aprender-haciendo”). En eMOTools estamos trabajando esta línea, con la idea de poder hacer realidad en algún momento uno de nuestros proyectos soñados: crear la primera “Escuela de Hibridadores”. 


Este documento está en la microsite de Hibridación, donde puedes consultar más contenidos sobre el tema. También te recomendamos visitar el Boletín [Nº16] con una selección de los mejores artículos del mes escritos por el equipo de emotools.

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