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Inés Skotnicka: "Juntos: Rituales, placeres y política de cooperación (Richard Sennett)"

juntos

Reseña de “Juntos”, la última obra del maestro Richard Sennett, en la que el autor continúa la trilogía de “El Artesano” para examinar esta vez la naturaleza y vitalidad de la cooperación en la sociedad contemporánea. 

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¿Qué haríais si estando en una librería al abrir un texto por una página cualquiera encontráis esta afirmación?: “En cierto sentido la expresión ‘red social’ es enormemente engañosa. Así como los niños desconfían de la publicidad impresa que leen, hay investigaciones recientes que sugieren que confían menos en sus compañeros presentes en carne y hueso que cuando los ven en una pantalla. El resultado es que, en materia de amistad, se hacen dependientes de la máquina”

Fue leerlo y no contenerme. Me compré el dichoso libro para devorármelo en menos de una semana. Por supuesto, que el autor fuera Richard Sennett no es un dato irrelevante porque siempre me ha gustado cómo escribe, y piensa este señor.

“Juntos. Rituales, placeres y políticas de cooperación” pertenece a la trilogía del homo faber, cuya primera parte corresponde a esa obra maestra que lleva el título de El artesano”, donde se hace un manifiesto evocador de la conexión entre la mente, la mano y la obra, y se evidencia la capacidad de los seres humanos de comprometerse a producir objetos bien hechos “por propio gusto”.

Este maestro-sociólogo, en su natural evolución, cambia ahora el objeto de sus pesquisas del trabajo manual a investigar la naturaleza y las corrientes vitales de la cooperación.

En la Artesanía Sennett veía un impulso humano duradero y básico, el deseo de realizar bien una tarea; y en ella incluía una franja mucho más amplia de actividades que el mero trabajo manual especializado. Se aplicaba tanto al alfarero como al tipógrafo, al inventor como al programador informático, al médico como al artista, al ejercicio de la paternidad como al de la ciudadanía. Pero la manualidad del trabajo (o del hacer) del artesano conllevaba un grado de individualismo, de soledad-hacedora, e incluso de aislamiento autoimpuesto por el afán de perfeccionar su obra, y también su instrumental, su taller. De ahí que para Sennett todas las habilidades, incluso las más abstractas, empiecen como prácticas corporales.

Pues al contrario de la materia (y cuerpo) moldeable y la disciplina individualista del Artesano; en el nuevo libro, Sennett se centra en un asunto más volátil, subjetivo y complejo: la cooperación humana.

Juntos” podemos catalogarlo como un libro de sociología “pura” porque elige como objeto de estudio la dinámica de las relaciones sociales. El autor  pretende reposicionar la cooperación y el trabajo colectivo como prácticas fundamentales y altamente enriquecedoras para el desarrollo de las sociedades y los individuos que la componen.

El sociólogo explica las características intrínsecas de la cooperación y estudia sus problemas, partiendo desde los rituales de las iglesias y los gremios medievales hasta las aparentes formas de cooperación en internet (lo que más interés puede suscitar en el lector contemporáneo ávido de entender la influencia creciente de la Red), pasando por las primeras formas de urbanidad cortesana, los nuevos estilos de la diplomacia de la edad moderna, las comunidades de ex esclavos norteamericanos, los conflictos étnicos, etc. para aterrizar en tiempos modernos con afirmaciones como: “Todos estos aspectos del cortoplacismo convergen en las relaciones sociales informales de las firmas financieras (Wall Street- como meca de la economía moderna). En estas instituciones camaleónicas, el proyecto laboral actúa como un ácido que corroe la autoridad, la confianza y la cooperación”.

Si bien todas las épocas han tenido sus más y sus menos en lo concerniente a la disposición a cooperar, nosotros… hipermodernos, hiperconectados pero relativamente marginados en nuestra soledad detrás de la pantalla, no salimos bien parados.

Juntos” pone de manifiesto claramente el carácter poco cooperativo de la sociedad de nuestros días, producto de las transformaciones que el capitalismo contemporáneo ha producido en el triángulo social constituido por la autoridad ganada, el respeto mutuo y la cooperación durante una crisis.

Son las instituciones de la sociedad moderna, según al autor, las que han minado las dinámicas de cooperación e intentan inhibir constantemente su rica complejidad.

Aviso a navegantes: el libro es denso, repleto de teorías (desde Milton, Hobbes, Marx o Elías hasta Bauman) y ejemplos reales, estudios de campo y un análisis pormenorizado de cada detalle que encuentra el autor en sus investigaciones. Pero al igual que en otras de sus obras, Sennett sale de su despacho de teórico para adentrarse con la lupa del antropólogo-observador en entornos tan dispares como patios de escuelas primarias en Nueva York y Londres, ensayos de bandas de música clásica, grupos de aficiones comunes en GoogleWave, fábricas de zapatos en Boston o redes de parentesco en China.

El debate transversal del libro insinúa que la cooperación no es tanto una cuestión de actitud moral o de ideales compartidos, sino de habilidad.

A lo largo de toda la obra el autor explora la cooperación como una habilidad, que como tal puede ser adquirida, profundizada o des-aprendida por los individuos. No es (sólo) una característica innata heredada de la naturaleza. Sennett considera, por ejemplo, que la modernidad y el crecimiento económico moderno ha producido una des-cualificación en las personas para llevar a cabo prácticas de cooperación y para dialogar. Algo que ocurre a través de mecanismos materiales, sociales y culturales.

Un perfecto ejemplo citado en el libro es el del “trabajador volátil” y las nuevas formas de trabajo: hipercompetitivas, la mayoría de veces a tiempo parcial, de corto o medio plazo; donde el trabajador volátil reparte su tiempo entre muchos proyectos profundizando así su alienación del resultado, lo que produce una pérdida del sentido de pertenencia y de la coparticipación que habitualmente se asocia con ella. Esta tendencia genera relaciones sociales superficiales, un escaso compromiso institucional (desde fuera hacia dentro, pero también desde dentro hacia fuera) y una separación del otro.

La política moderna, sugiere Sennett, acentúa a menudo la unidad y la semejanza, “animando la política de la tribu por encima de la diversidad” e interponiéndose de este modo a la cooperación genuina basada en el diálogo y el intercambio compensatorio entre talentos únicos.

La cooperación, afirma el autor, es un arte movido por rituales sociales. El problema clave de la sociedad contemporánea no es sólo que muchos de los rituales tradicionales que han animado a la gente a asociarse con otros están desapareciendo, sino también que los rituales nuevos que los sustituyen (léase: las formas temporales de trabajo, las Redes Sociales de no-cara-a-cara, etc.)  tienden a poner en duda la necesidad y el verdadero arte de la cooperación. Esto puede sonar paradójico pero leyendo “Juntos” se comprende perfectamente.

Mientras cuatro décadas de carrera académica avalan las investigaciones exitosas de Sennett, él nunca ha intentado ocultar el hecho de ser también un escritor político. Por eso, en su último libro no sólo busca diagnosticar las premisas de la cooperación en la sociedad contemporánea, sino comprender cómo el declive de la cooperación se alimenta del entorno político, de cómo y por qué viene notablemente debilitada por las doctrinas neoliberales y el capitalismo financiero; y cuál es el modo de que esto pueda ser remediado.

Sennett desarrolla la idea de la “dialógica” (“término técnico que designa la atención y la sensibilidad en relación con otras personas”) y recuerda que es una práctica que exige compromiso, dedicación, ensayo y error.

Para hacerla posible, se necesita una capacidad de observar, escuchar, actuar con tacto, identificar puntos de encuentro, gestionar el  desacuerdo y evitar la frustración en discusiones que transcurran por un callejón sin salida. Asimismo, hace falta construir una síntesis definitoria que enfatice la empatía antes que la simpatía, el subjuntivo antes que el imperativo, lo dialógico antes que lo dialéctico, el compromiso antes que el compañerismo interesado.

Para terminar, te dejo unos fragmentos que resumen muy bien una de las ideas-fuerza de este libro:

La cooperación lubrica la maquinaria necesaria para hacer las cosas y la coparticipación puede compensar aquello de lo que tal vez carezcamos individualmente. Aunque inserta en nuestros genes, la cooperación no se mantiene viva en la conducta rutinaria; es menester desarrollarla y profundizarla (…) La modernidad puede reprimir y distorsionar nuestra capacidad de vivir juntos, pero no puede borrar esta capacidad. Como animales sociales somos capaces de cooperar más profundamente que lo que el actual orden social imagina”.

Así que la cooperación constituye un tipo de vínculo social que debe colocarse hoy en el centro del orden social. Es hora de quitarnos “las máscaras de excitación unilateral”, y reaprender prácticas de reciprocidad. Yo quiero creer que ¡¡juntos!!, aplicando rituales, placeres y buenas estrategias de cooperación, podemos llegar más lejos… sin desgastarnos tanto.

 

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